A qué nos referimos cuando decimos “tengo ansiedad”. Muchas veces es simplemente una descripción de un estado de nerviosismo. Algo que nos produce agitación, preocupación y nos altera nuestro ritmo interior.
En estos casos coincide normalmente con una situación que nos plantea un desafío, un examen, una entrevista de trabajo, el inicio de un nuevo proyecto, una cita médica…. Cuestiones que no pertenecen a nuestra cotidianidad, que no sabemos si van a salir bien y que son importantes para nosotros.
Es lógico por tanto que tengamos un estado diferente al habitual. Un estado de mayor intranquilidad. Lo mismo que es normal que volvamos a la serenidad una vez superadas esas pruebas.
¿Cuándo debemos preocuparnos?
Pero ¿Qué sucede cuando ese estado de ansiedad se perpetúa en el tiempo?. ¿Cuál es el origen de ese estado continuo de ansiedad?. ¿Qué síntomas experimentamos?. ¿ Cómo podemos prepararnos para afrontar esas sensaciones?…
Lo primero que debemos tener en cuenta es si estamos ante una situación de nerviosismo puntual como la que hemos descrito anteriormente. O estamos empezando a sufrir una ansiedad que no vamos a controlar y puede derivar en que nos impida disfrutar de nuestra vida con normalidad.
Hay varios indicadores que nos van a dar claves sobre esta cuestión:
Síntomas de la ansiedad:
Empezaremos por describir qué síntomas experimentamos ante un cuadro de ansiedad:
- Nervios, agitación o tensión
- Aumento del ritmo cardiaco
- Respiración acelerada
- Sudoración
- Temblores
- Sensación de debilidad o cansancio
- Sensaciones de peligro o pánico
- Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa
- Problemas para conciliar el sueño
- Alteraciones gastrointestinales
- Escaso control de las preocupaciones
- Pensamientos recurrentes
- Necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad
- Bloqueos mentales
Los síntomas se pueden producir en ambos estados. Tanto en el nerviosismo por una agente externo que nos preocupa como en aquellos cuadros en los que vivimos en un constante estado de alerta. Un estado que nos impide enfrentarnos a la mayoría o a casi todas las situaciones del día a día. Debemos tener en cuenta que no siempre aparecen todos los síntomas. Que pueden manifestarse con mayor o menor intensidad e incluso pueden llegar a impedirnos llevar una vida normal.
Ese estado de ansiedad que pasa de una conducta adaptativa derivado de una situación excepcional a una alteración continúa puede derivar en un problema de salud de consecuencias incapacitantes para la persona.
¿Cómo saber si sufro ansiedad?
La forma más efectiva de conocer cuál es nuestro nivel de ansiedad y la manera de encontrar mecanismos para neutralizar esas sensaciones pasa por un proceso en que se necesita la ayuda de un profesional.
El tratamiento con un terapeuta especializado en control de la ansiedad comenzará con un examen psicológico.
Por medio de la expresión de sentimientos, pensamientos y la descripción de tus comportamientos habituales establecerá un diagnóstico y un tratamiento asociado a este.
El tratamiento de la mano de tu terapeuta te permitirá conseguir identificar los factores que disparan tu ansiedad. Anticiparte a ellos, controlarlos si aparecen y recuperar tu capacidad para disfrutar de las cosas que realmente son importantes en tu vida. Ganaras en confianza en ti mismo. Comenzaras por superar pequeñas metas hasta conseguir reanudar tu normalidad incluyendo el afrontamiento exitoso de aquellas situaciones que te generaban mayor agitación.
Si necesitas saber más sobre el trastorno de la ansiedad, puedes entrar en nuestra sección de ANSIEDAD ¡Estaremos encantados de ayudarte!
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