BURNOUT : Estar quemado/a en el trabajo

El Burnout, también conocido como el “Síndrome de desgaste profesional”, es un estado de agotamiento mental y físico derivado de un estrés crónico en el ámbito laboral. Maslach y Jackson (1981) lo entienden como una respuesta que se caracteriza por:

  • Agotamiento emocional: la persona se ve sobrepasada por su entorno laboral, y sus recursos emocionales. Su energía se reduce, apareciendo sentimientos de ansiedad,  frustración e impotencia, así como bajo estado de ánimo.
  • Despersonalización: empieza a desarrollar actitudes negativas y cínicas hacia las personas que atiende y con las que trabaja, a consecuencia de perder su motivación.
  • Menor eficacia o sentido de logro: se percibe menos competente y eficaz en su trabajo, por lo que experimenta sentimientos de fracaso. Se evalúa a sí misma negativamente en el área profesional.

Es importante diferenciarlo del estrés diario que podemos vivenciar en el trabajo. Las consecuencias para la salud física y mental que acarrea pueden ser mucho mayores y, progresivamente, este agotamiento puede ir extendiéndose al resto de áreas de nuestra vida.

Por otro lado, conviene que nos planteemos las siguientes preguntas…
  • ¿Tengo excesiva carga de trabajo? ¿Cuántas responsabilidades y tareas llevo a cabo en un día? ¿Cuántas horas dedico al día a mi trabajo?
  • ¿Tengo claras cuáles son las funciones y  expectativas que se me exigen en mi trabajo?
  • ¿Recibo recompensas o reconocimiento cuando hago un trabajo de calidad? ¿A costa de qué esfuerzo?
  • ¿Cómo es mi ambiente de trabajo? ¿Cómo es mi relación con mis compañeros/as y con mi jefe o jefa?
  • ¿Se me permite tomar decisiones y desarrollar mi trabajo con cierta autonomía?

¿Qué puedo hacer para gestionar el Burnout?

Cuando aparecen los primeros síntomas muchas personas eligen tomarse unos días de vacaciones o descanso. Aunque esto puede ayudar, algunas estrategias más a largo plazo que resultan de mayor utilidad para prevenir o gestionarlo adaptativamente son:

Comunicación asertiva: Si percibimos que en nuestro trabajo se nos está exigiendo más de lo que podemos dar o no estamos cómodos/as. Es importante que podamos comunicárselo asertivamente a nuestros superiores. Es posible que esto nos genere ansiedad, pero si la otra opción va a ser cargar con horas y tareas de más, a largo plazo, comunicar lo que nos sucede hará que nos sintamos más tranquilos/as.

Apoyo social: Explicarle a una persona de confianza lo que nos sucede y cómo nos sentimos nos ayudará a sentirnos comprendidos/as, desahogarnos y calmarnos.

Desconexión con el trabajo: Poner límites al tiempo diario que dedicamos al trabajo. Buscar un momento al día en que hagamos otra actividad diferente que nos guste puede hacer de colchón para el agotamiento.

Hábitos saludables: Cuando nos encontramos estresados/as, hacer ejercicio de manera regular, llevar una alimentación sana, reducir la ingesta de cafeína y/o alcohol y mantener un buen descanso por la noche. Estos son hábitos que nos ayudan a relajar el cuerpo y la mente.

Sentido y significado del trabajo: A menudo vamos a trabajar en “piloto automático”. Por ello debemos tratar de buscar las motivaciones profundas que nos han llevado a trabajar en nuestra profesión y conectar con los momentos en que nos hemos sentido satisfechos/as. Esto puede ayudarnos a darle sentido a nuestro trabajo y no caer en la monotonía.

Además, acudir a psicoterapia es una de las decisiones que más nos puede beneficiar mucho. Si sentimos que llevamos un tiempo experimentando algunos síntomas del Burnout, ya que permite abordar lo que nos ocurre adaptándolo a nuestra propia situación personal.

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Este artículo ha sido redactado por nuestra psicóloga general sanitaria Elena Díaz Zubiar