El concepto de resiliencia está de moda. Muchos profesionales, especialmente en el mundo de la empresa, dan cursos sobre cómo tener hábitos resilientes en situaciones difíciles o de crisis.
La resiliencia implica el poder reaccionar de forma positiva a situaciones estresantes. Sí, has leído bien, además de estar viviendo una situación muy complicada (que ya bastante sufrimiento conlleva de por sí) tienes que hacer un esfuerzo por verle la parte positiva.
Cómo suelen decir le refrán popular: “encima de puta, pongo la cama”. Eso de mantener la calma en una situación difícil y ver el lado positivo suele ser sencillo a posteriori, cuando la tormenta ha pasado, pero se vuelve todo un reto cuando estamos en el ojo del huracán.
Si estás leyendo este artículo seguramente sea porque quieres encontrar la clave para superar esa vivencia que tanto dolor te está acarreando. Lamento decirte que la respuesta no la encontrarás en este artículo. Sobre cómo ser una perfecta resiliente ya hay mucho escrito y cualquier artículo que no sea este te lo contarán mejor que yo. Aquí encontrarás algo diferente, ya que en lo que me voy a centrar es en los hábitos que NO hay que seguir para ser resiliente.
Pasos a seguir para NO ser resiliente:
1. Se muy productiva: haz cosas constantemente, cuanto más productivas sean y más enfocadas en lo laboral estén, mejor. Trabaja todas las horas que puedas y cuando termines la jornada laboral dedícate a formarte sobre cuestiones de tu trabajo (o a leer sobre cómo ser resiliente).
2. Haz lo que haga falta para llegar a tus metas: si necesitas dormir solamente cuatro horas diarias, beber dos litros de café al día o renunciar a la poca vida social que te quede, no lo dudes y hazlo. Todo está justificado con tal de cumplir un objetivo.
3. No confíes en nadie y no delegues trabajo: tu experiencia te ha dicho que en las situaciones difíciles la gente mira más por sus intereses que por los tuyos. No te fíes de los demás, intenta abarcar tu todas las tareas y jamás pidas ayuda.
4. Tus pensamientos tienen razón: todas esas voces que escuchas en tu cabeza, hasta las más desagradables y críticas contigo misma, son ciertas. No las rebatas ni las cuestiones. Obedécelas ciegamente.
5. No hables con los demás, ellos no te entienden: para evitar ser una buena resiliente lo mejor que puedes hacer es no compartir con nadie tus pensamientos o preocupaciones. Además, si no te van a entender o no te van a solucionar el problema ¿para qué hablar de ello?
6. Quéjate constantemente: que el tema de conversación principal sea la queja. No un tipo de queja constructiva y enfocada a solucionar el problema, esa no nos interesa. Tu queja tiene que constante y sin propuestas de solución.
7. Machácate: cuando algo no te salga bien o cómo tu deseabas recuérdatelo constantemente, siéntete culpable por ello y haz un listado mental de todas tus debilidades y fallos como ser humano.
Hábitos resilientes
Posiblemente te hayas visto reflejado en alguna de esas actitudes que son antagónicas a los hábitos resilientes, modificarlas no es tan fácil, llevas años empleándote en reforzarlas. La ayuda de un profesional puede ser el principio de dar un giro a tu forma de enfrentar las dificultades que se te presentan en la vida.
En Okmental tu psicólogo online estamos para acompañarte en ese camino. Es más fácil cambiar de perspectiva con ayuda de un experto.
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Artículo redactado por la Psicóloga General Sanitaria Andrea Pérez.