La crisis del Covid-19 viene acompañada de muchas preguntas inciertas: ¿Y si me contagio? ¿Y si enferma alguien de mi familia? ¿Y si pierdo mi trabajo? ¿Cuándo voy a poder viajar?. Este constante no saber puede llevarnos a preocuparnos en exceso, frustrarnos y/o paralizarnos.
La incertidumbre es inherente a la vida, por lo que intentar convivir con ella nos puede ayudar a desarrollar nuestra seguridad interna, conectar con nuestros recursos, ejercitar nuestra flexibilidad . En definitiva, crecer. Aunque no existen recetas mágicas, podemos tener en cuenta las siguientes consideraciones y practicarlas para cultivar la habilidad de tolerar la incertidumbre.
Ocuparnos en lugar de preocuparnos en exceso
De manera inconsciente, podemos llegar a encontrar útil preocuparnos en exceso al pensar que así evitamos daños, decepciones o errores futuros. No obstante, ponernos continuamente en el peor de los escenarios consume nuestra energía e impide que podamos ver otras alternativas. Por ello, es importante aprender a identificar los momentos en que entramos en bucle, cómo nos hace sentir, y así hacer lo posible por frenar la escalada de pensamientos catastróficos. De este modo, podremos centrarnos en el presente. Analizar más objetivamente la situación que nos inquieta y focalizar nuestra atención en lo que sí podemos hacer.
No hacer de la evitación nuestra única estrategia
La respuesta natural ante el miedo es huir; sin embargo, si evitamos todo lo que nos genera malestar es necesario que seamos conscientes de las consecuencias que esto puede suponer. Por ejemplo, si estamos preocupados ante la posibilidad de contagiarnos, puede que optemos por no salir nunca de casa. Al principio nos podemos sentir aliviados, pero a largo plazo, al no habernos expuesto a salir a la calle, el día que no nos quede más remedio que hacerlo nuestra ansiedad será mayor. Lo mismo ocurre si nos aterra la posibilidad de suspender un examen. Podemos posponer el estudio y hacer cualquier otra cosa menos estudiar. Pero, según van pasando los días, sentiremos una sensación mayor de agobio por tener que exponernos al temario con menos horas de preparación.
Aceptar el malestar que nos genera la crisis del Covid-19
En estos tiempos nos estamos enfrentando, con frecuencia, a cambios. Cambios en los que no sabemos exactamente cómo nos vamos a desenvolver, por lo que no es extraño que los percibamos como una amenaza. En este contexto es necesario que normalicemos y aceptemos que sentimos emociones desagradables: si nos permitimos sentir miedo, estrés, rabia, dudas, desánimo… podemos conectar con nuestras necesidades y dar más sentido a lo que estamos viviendo.
Si quieres saber más de cómo gestionar los problemas del Covid-19, puede entrar en nuestra sección PROBLEMAS PSICOLÓGICOS DERIVADOS DEL COVID-19 ¡Estaremos encantados de ayudarte!
Recurrir a la ayuda de un profesional puede ser una alternativa para sobrellevar este desafío. En OKMENTAL podemos ayudarte. Pincha para acceder a nuestros psicólogos online
Artículo realizado por la psicóloga Elena Díaz.