En la actualidad cada vez son más las personas que deciden contactar con un profesional de la psicología; sin embargo, todavía se observa que a otras muchas les resulta difícil tomar la decisión de empezar una psicoterapia. Incluso a pesar del malestar emocional que experimentan. En esta entrada vamos a desmontar algunas de las creencias que hoy en día siguen existiendo en torno a la psicología y la figura del psicólogo o la psicóloga.
“No necesito ir a terapia porque no estoy loco/a”
Cuando una persona acude al médico, no lo hace únicamente cuando tiene una enfermedad grave, sino que puede asistir por muchas otras razones: desde un catarro hasta una analítica general. Al igual que con la salud física, los motivos para ir a psicoterapia son muy diversos. Puede ser porque nos sentimos ansiosos, tristes o angustiados, por conflictos en nuestras relaciones interpersonales, en el trabajo…. También puede ser que no tengamos ningún problema en concreto. Simplemente por querer modificar algún hábito o mejorar nuestro bienestar.
“Ir a terapia es un signo de debilidad”
Aunque cada vez menos, hay personas que no se atreven a comenzar un proceso de psicoterapia o que lo mantienen en secreto debido a un sentimiento de vergüenza. Bajo el cual mismo se esconde la creencia de que solicitar ayuda psicológica es de débiles. Uno no considera de débiles ir al dentista a que nos hagan un empaste o al médico cuando nos hacemos un esguince; más bien uno pensaría que estamos siendo responsables y precavidos/as. Por tanto, buscar apoyo psicológico profesional es un signo de que queremos cuidarnos y nos responsabilizamos de ello.
“Voy a terapia para que me digan lo que tengo que hacer y me solucionen mis problemas”
La terapia es un espacio donde el o la profesional acompaña a la persona mostrándole apoyo y aceptación, sin hacer juicios sobre su vida. Por tanto, no va a tomar decisiones por nosotros ni va a decirnos cuál es la solución a nuestros problemas. Su función es analizar la situación junto a la persona y ayudarle a entender su comportamiento, pero es el o la paciente quien decide qué hacer. Además, la psicoterapia es un proceso que requiere tiempo, trabajo y compromiso por ambas partes.
“Para qué ir a terapia si tengo buenos/as amigos/as con quienes hablar sobre mis problemas”
Contar con el apoyo de personas cercanas puede ser un recurso muy valioso, pero a veces no es suficiente. Hablar sobre nuestros problemas y desahogarnos puede ayudarnos a sentirnos mejor momentáneamente, pero, a largo plazo, no va a producir los cambios que necesitamos.
La psicoterapia requiere por parte del profesional de una extensa formación y de competencias comunicativas y emocionales. El o la terapeuta realiza un análisis exhaustivo acerca de la situación particular de la persona y de los factores que pueden estar manteniendo las dificultades por las que acude. Ayuda a la persona a desarrollar recursos para que pueda vivir su vida en la dirección que quiere.
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Artículo realizado por la psicóloga Elena Díaz.