¿Por qué soy tan agresivo?.¿Por qué reacciono con impulsividad?. Siento mucha ira. Son preguntas y reflexiones que muchas veces nos hemos hecho en la intimidad.
En primer lugar recordemos que la ira es una emoción, por tanto está dentro de todos nosotros, como el amor, la tristeza o la alegría. Cuando decimos que alguien tiene mucho carácter porque muestra mucha irá en realidad no nos estamos expresando bien. La irá no es un rasgo de la personalidad, tampoco genera respeto o admiración en los demás sino miedo, nerviosismo y bloqueo.
La irá no es en sí misma algo negativo, a veces nos da una energía que nos provoca reaccionar y salir hacia adelante en situaciones comprometidas o amenazantes sin tirar la toalla. No obstante regular la ira es importante porque también nos puede apoderar. Se puede convertir en una emoción predominante en nuestras reacciones y relaciones haciéndonos daño a nosotros y a los que nos rodean.
¿Cómo controlar la ira?
Las personas que tienen estallidos de ira no son capaces de controlarse y responden de forma desproporcionada. Son impulsivos. Ese descontrol puede provocar que tengan serias dificultades en todos los contextos en los que dejan que la ira se apodere de ellos no dejándonos pensar con claridad. Tomando por tanto decisiones casi siempre equivocadas.
Reaccionar en alguna ocasión así, y más si se trata de alguna cuestión que se escapa a nuestro control y que nos supone un gran disgusto, no es más importante que las consecuencias que produzca en ese momento puntual. Pero hacerlo de forma habitual es un indicador de un problema más serio. La ira se apodera de nosotros, llegando a producirnos estados de ánimo bajos, molestias físicas como dolor de cabeza, sudores, temblores…
Cuando cualquier cuestión o acontecimiento supone detonar nuestra rabia y comportarnos de forma colérica estamos ante una situación límite. La ira se ha convertido en nuestra emoción predominante y nos puede conducir a descontrolar nuestras vidas. Debemos abordar ese descontrol y sobre todo buscar su origen.
Busca el origen del problema.
En la mayoría de casos estamos ante un problema de base. Personas con aprendizajes disfuncionales, rígidos, que piensan que reaccionando así van a lograr sus objetivos. Personas que no aceptan las opiniones de los demás o que se sienten en una continua “guerra” entre ellos y el resto. Que no toleran lo que no entienden o lo que no les gusta, no respetan lo que no comparten. Por otro lado acaban agotando a todos los que les rodean. Están siempre de mal humor, enfadados, todo les sienta mal y son impredecibles y agresivos. Provocan que se les dé todo lo que demandan, generan tensión y conflicto allí donde están. Coincide además con personas que tienen dificultades para expresar las emociones. Tienen una barrera constante, para ellos es una muestra de debilidad llorar, contar sus sentimientos o decir que se han confundido. No saben desahogarse y al final están encerrados en su propia frustración. A la larga agotan a todos y acaban aislados retroalimentándose en su irá y su convicción de que son los otros los que están equivocados.
Puede que te sientas identificado con esta descripción porque tú mismo te veas retratado o quizá estés viendo a una persona de tu entorno. Es necesario salir de ese estado o ayudar a tus seres queridos hacerlo ya que no te deja o no les deja ser felices. Te impide aprovechar lo mejor de la vida que es la alegría, el compartir, disfrutar, tener relaciones sanas…
Acaba con la ira. Deja de ser tan agresivo.
Pero aunque decidas que no vas a seguir siendo así, como ya supondrás no es tan fácil, al contrario, necesita una reeducación. Un nuevo aprendizaje que te supondrá un gran esfuerzo de introspección. Un esfuerzo que merecerá la pena que mejorará tu forma de relacionarte contigo mismo y con tu entorno, aunque es posible que no puedas hacer solo. Dejarte guiar por un profesional es la opción más práctica, ya que tendrás más garantías de éxito y veras resultados en menos tiempo. Un terapeuta te ayudará a saber el origen de que la irá se haya convertido en tu emoción más predominante y de lo que tienes que hacer para salir de ese estado constante de irritabilidad. Te sentirás mejor, serás más feliz y harás más felices a todos aquellos a los que quieres.
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