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QUÉ NO HACER EN LA COMUNICACIÓN ASERTIVA

asertividad. Qué no hacer

Qué no hacer en la comunicación asertiva, es importante para no crear situaciones incómodas y saber expresar lo que sentimos o pensamos, sin herir a nuestro interlocutor. No aprenderemos de un día para otro a expresar asertivamente, cómo nos sentimos o cómo pensamos con respecto a alguna situación. Cuando sabemos que eso puede generar un conflicto con otra persona. Pero cuando practicamos la asertividad, mostrándonos pacientes y comprensivos/as con nosotros/as mismos/as, podremos llegar a manejar más sanamente los conflictos.


Conviene recordar que el conflicto es algo natural de la vida. De hecho, muchas veces significa que detrás de él hay varias personas autónomas, con su propia forma de ver el mundo y expresarlo. Por el contrario, en muchas ocasiones en las que el conflicto no se manifiesta, puede subyacer una dinámica en la que alguien está cediendo y otra tiene poder (por los motivos que sean y ya sea de manera consciente o inconsciente).


La trampa de no expresar un conflicto está en que, si bien en un primer momento podemos sentir alivio al no enfrentarnos a la incomodidad o emociones desagradables que supone. Con el paso del tiempo esta dinámica nos puede ir generando un cúmulo de malestar (de rabia, miedo, angustia, tristeza…) que se enquista, y que nos lleva a una baja autoestima o a que la relación con la otra persona no fluya.

Qué no hacer en la comunicación asertiva

Una vez hayamos tomado conciencia de esto, antes que nada, es importante conocer qué no hacer a la hora de comunicarnos asertivamente. Aquí te mostramos una lista de comportamientos a evitar para que veas con cuáles te identificas y empieces a reducirlos.

  • Adivinar la mente de la otra persona o pretender que adivinen la nuestra. “Debería saber que esto no me gusta”, “¿Es que no lo ve con la cara que pongo?”, “Seguro que lo hace para fastidiarme”. Empieza a comunicar lo que necesitas en lugar de esperar a que el otro lo adivine.
  • Criticar y corregir continuamente. Es más adaptativo que te centres en expresar cómo te sientes y también en ampliar el foco a lo que la otra persona hace bien.
  • Evitar el conflicto: Ya hemos explicado alguna consecuencia de hacer esto. En el caso de que estés muy alterada/o, quizás necesites en ese momento irte de la situación. Pero mejor no te vayas sin más, trata de explicar por qué te vas y de continuar la conversación en otro momento en el que puedas abordar el tema con mayor tranquilidad. Retomarlo es importante, si no estarás poniendo de excusa tu activación emocional.
  • Utilizar absolutos, como «siempre, nunca, todo el tiempo…” o “eres…». Asumiendo que no tenemos el control total, ir a lo concreto facilita que la otra persona asuma una postura más receptiva y abierta a escucharnos, en lugar de una postura de ataque o defensa.
  • Formular los cambios que necesitamos o queremos con amenazas o castigos. Esto lo único que va a hacer es que la otra persona se defienda y aumente el conflicto o que te haga caso porque esté sintiendo miedo, pero realmente el conflicto no se resuelve.
  • Sermonear, hacer juicios y decir a la otra persona lo que tiene que hacer: Es más efectivo expresar lo que a ti te gustaría que pasase y cómo te sentirías si fuese así, que dar “órdenes” o intentar convencer a toda costa.
  • Responder de manera física a una conducta no deseada. Comportamientos de violencia física forman parte de los límites rojos que es necesario poner en cualquier relación.
  • Sincericidio: Cuidado, excusarse en el “es que soy muy sincera” para decir lo que pensamos sin filtro ni empatía es otra trampa. Optemos por la sinceridad, expresando las cosas honestamente, pero tratando de empatizar con la otra persona y de que sea útil para vuestra relación.

Este artículo de qué no hacer la comunicación asertiva has sido redactado por la psicólogo online Elena Díaz.

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