La autoestima es uno de los ingredientes más importantes de nuestro desarrollo personal y bienestar emocional que varía a lo largo de la vida según el nivel de amor propio y el valor que nos atribuimos.
A continuación, vamos a hablar de los síntomas que nos ayudan a detectar si poseemos una baja autoestima, que puede causarla y que consecuencias puede traer si no se trabaja y mejora.
Síntomas de la baja autoestima
La lista de síntomas que nos permiten identificar una baja autoestima es bastante larga, pero los más fáciles de detectar a simple vista son los siguientes:
– Son indecisos, tienen dificultades para tomar decisiones porque tienen miedo a equivocarse y evitan tomar la iniciativa. Manejan muchos sentimientos de culpa cuando algo sale mal.
– Piensan que no pueden, que no saben nada, que no lo van a conseguir. No se valoran, no son capaces de reconocer sus talentos y en cambio, los de los otros los ven grandes e incluso exagerados.
– Tienen un dialogo interno negativo que produce sentimientos y emociones desagradables como la desconfianza, el miedo o la inseguridad.
– Tienen miedo a lo nuevo y evitan los riesgos.
– Son personas aisladas, tímidas y casi no tienen amigos o muy pocos.
– Dependen mucho de otras personas para hacer sus tareas o realizar cualquier actividad. Siempre buscan un líder al que seguir.
– Son pesimistas y creen que todo les saldrá mal. Esto hace que no se esfuercen porque no creen en sus capacidades y que, por lo tanto, que les cueste obtener sus metes.
Causas de la baja autoestima
- El modelo de crianza que ha tenido durante la infancia y adolescencia. Padres castigadores, que eduquen a sus hijos limitándoles su propio desempeño pueden impedirle a una persona reconocer sus propios valores.
- Eventos traumáticos o humillantes. Estos pueden hacer mella en el amor propio de la persona y lo convenzan de ser un individuo defectuoso o débil.
- Fobias. A veces los miedos irracionales pueden tanto incidir en la autovaloración, que le impida a la persona apreciar el resto de su personalidad.
- Dificultades en las interacciones sociales. Estas junto al aislamiento social o la angustia social, pueden incidir en la percepción del individuo sobre sí mismo en comparación con los demás, a quienes define como “normales”.
Consecuencia
Como consecuencias de una baja autoestima, pueden aparecer trastornos y problemas psicológicos y emocionales que deriven en físicos.
Artículo redactado por la psicóloga Sarah Gómez
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