Uno de los miedos más comunes en las personas es el miedo a la soledad. Con frecuencia, en la base de los problemas y demandas por las que acuden muchas personas a consulta (depresión, ansiedad…), está este miedo.
Antecedentes históricos
Imagínate a nuestros antepasados lejanos cómo se las tenían que ingeniar para alimentarse y sobrevivir. En cualquier momento podían ser atacados por otros animales o morir por otros peligros del entorno. Para protegerse, era fundamental estar en grupo, estar solo suponía una amenaza. Lo mismo ocurre con los bebés y los niños pequeños: necesitan la protección de sus cuidadores para vivir, sentirse seguros y desarrollarse. Por tanto, no olvidemos que nuestro cerebro está orientado, principalmente, a la supervivencia. Así, los seres humanos somos sociales por naturaleza, necesitamos relacionarnos los unos con los otros. A partir de los vínculos con los demás vamos desarrollando nuestro sentido del yo.
¿Qué es la soledad?
El sentimiento de soledad es una sensación subjetiva de malestar que se experimenta cuando percibimos que la calidad de nuestras relaciones no es como deseamos y esperamos; es decir, podemos sentirnos solos y solas con personas a nuestro alrededor. La soledad la vivimos con mucha angustia, miedo, vacío y tristeza, ya que sentimos que no pertenecemos a nadie, que no tenemos a personas que nos den el apoyo emocional y la confianza que necesitamos. Y, además, suele acompañarnos una sensación de vergüenza y culpa que a veces nos impide hablar abiertamente sobre el hecho de sentirnos solos y solas.
Lo cierto es que, en muchas ocasiones, ese sentimiento de soledad no deseada nos viene impuesto. Los cambios sociales que se han generado en las últimas décadas en las sociedades modernas facilitan que nos sintamos solos y solas. Por ejemplo, la presión por conseguir una vida laboral exitosa y la necesidad de estar hiperconectados/as mediante las tecnologías hacen difícil que dediquemos un tiempo de calidad e intimidad a nuestras relaciones cercanas o que construyamos nuevas relaciones.
La soledad vista por la sociedad
Además, existen frases que todos y todas hemos escuchado en algún momento, que, sin querer, van calando y contribuyen a formarnos una idea acerca de que estar solos y solas es terrible e insoportable. Frases como “No hay nadie que te aguante, te vas a quedar sola” o “Se te va a pasar el arroz”. Estas frases tienen trampa, ya que nos transmiten una idea errónea acerca de la soledad, pero nos influyen en cómo nos relacionamos con los demás. Un ejemplo es la asociación de estar solo o sola a no tener pareja: podemos no tener pareja y sentirnos acompañados/as, en calma con nosotros/as mismos/as y/o con relaciones que nos aportan bienestar y seguridad; y viceversa, podemos también sentirnos solos y solas en pareja.
El miedo a la soledad
Todo lo anterior contribuye a que sintamos miedo a la soledad. Por ello, es necesario deconstruir algunas ideas en torno a la misma y darle un significado diferente al que hemos aprendido. Ya que, de lo contrario, este miedo a la soledad puede estar llevándonos a mantener relaciones que nos hacen daño y a tolerar comportamientos que minan nuestra autoestima. Si estamos en una situación así, puede que a corto plazo evitemos la sensación desagradable de estar solos y solas, pero a largo plazo, nos estamos olvidando de nosotros/as mismos (al no poner límites, complacer, no atender a nuestras propias necesidades…) y nos sentiremos todavía más solos y solas.
Intentemos poner una mirada a la soledad como una sensación que, si bien nos puede resultar dolorosa, si intentamos convivir con ella nos permitirá un espacio para conectar con nosotros/as mismos/as, pensar en lo que necesitamos y lo que queremos… Además, es un sentimiento que nos impulsa a buscar la compañía de otras personas, nos informa de la necesidad tan importante de conectar con los demás. Por ello, intentemos construir vínculos sanos en los que poder compartir nuestros valores, confiar y sentirnos seguros/as; si esa compañía no nos hace sentirnos así, sino más solos y solas, quizás no estamos poniendo el foco de manera adecuada sobre la soledad.
Una terapia psicológica puede ayudarte en el proceso de relacionarte de manera distinta con la soledad, sin que el miedo a ella decida por ti.
Artículo redactado por la psicóloga Elena Díaz
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