Es posible que hayamos oído hablar de la palabra asertividad, pero ¿a qué se refiere exactamente?. ¿Cuál es su definición?. La asertividad se refiere a la capacidad de conocer, respetar y defender nuestros derechos, respetando a la vez los derechos de los demás. Esto implica la habilidad de expresar lo que pensamos, sentimos, necesitamos…, teniendo en cuenta lo que piensan, sienten y necesitan las demás personas.
A veces pasamos por situaciones incómodas con otras personas y después pensamos… “¿Por qué no he sabido expresar lo que pensaba o sentía?”, “¿Por qué he dicho que sí cuando realmente quería decir no?”. También puede ocurrirnos que nos arrepintamos de las formas agresivas con que hemos dicho algo. Sin embargo, podemos aprender a comunicarnos de manera asertiva, es decir, a relacionarnos con los demás de igual a igual.
Entre nuestros derechos asertivos, algunos de ellos son…
- El derecho a ser tratados/as con respeto y dignidad.
- El derecho a tener y expresar los propios sentimientos y opiniones.
- El derecho a ser escuchados/as y tomados/as en serio.
- El derecho a valorar nuestras necesidades, establecer prioridades y tomar nuestras propias decisiones.
- El derecho a decir “no” sin sentir culpa.
- El derecho a pedir lo que queremos, teniendo en cuenta que la otra persona tiene derecho a decir “no”.
- El derecho a cometer errores.
- El derecho a cambiar de opinión.
- El derecho a descansar y aislarnos siendo asertivos/as.
- El derecho a decidir cómo distribuir nuestro tiempo, intereses, propiedades, cuerpo, etc., mientras no violemos los derechos de las otras personas.
- El derecho a decidir no ser asertivos/as.
Ahora que los conoces, reflexionemos… ¿Cuáles son los más importantes para ti? ¿Cuáles podrías reconocer y defender con mayor o menor facilidad?. ¿En qué ocasiones recurriste a alguno de ellos y te ayudó?
En conclusión, la asertividad es una herramienta que puede ser muy valiosa para relacionarnos de una forma más sana. Te proponemos algunas estrategias prácticas para desarrollarla.
Comunicando con asertividad
En nuestro día a día, inevitablemente, surgen situaciones conflictivas al relacionarnos con otras personas (en el entorno laboral, en la convivencia con familiares, pareja, amistades…). Éstas pueden resultarnos difíciles de manejar, por lo que desarrollar algunas estrategias asertivas puede ayudarnos a encontrarnos mejor a la hora de gestionarlas.
Cuando nos molesta algún comportamiento de otra persona, a veces podemos inhibirnos y callarnos por miedo a cómo pueda reaccionar y/o sentirse la otra parte y, así, evitar una discusión mayor. Sin embargo, cuando hacemos esto frecuentemente, estamos acumulando emociones relacionadas con el enfado y la tensión que, más adelante, de alguna manera saldrán: en forma de intensa ansiedad o tristeza, explotando agresivamente, con dolores corporales, etc.
Es importante poder comunicar cómo nos sentimos y transmitir aquello que nos molesta de manera asertiva.
Pasos para lograr comunicarnos con asertividad:
- Contextualizar y describir la situación de manera objetiva: Esto implica centrarse en una situación y comportamiento concreto que haya sucedido, evitando el uso de expresiones como “Es que tú siempre…” o “Nunca haces esto”.
- Explicar cómo te sientes, en primera persona: De este modo no estaremos atribuyendo la responsabilidad de cómo nos sentimos a la otra persona y es menos probable que se sienta atacada o a la defensiva (aunque conviene recordar que esto no depende de nosotros/as), así como más probable que se muestre receptiva hacia lo que queremos decirle.
- Pedir un cambio concreto: Puede ser efectivo hacer referencia a la(s) conducta(s) específicas que nos gustaría que la otra persona hiciese o dejase de hacer o, al menos, sugerir alternativas de cambio entre todos/as.Nos pueden facilitar el proceso expresiones como: “Por eso, me gustaría/ te pediría por favor/ agradecería/ es muy importante para mí que…”.
- Explicar la consecuencia positiva que este cambio supondría para todas las personas implicadas.
- Agradecer que te haya escuchado y tenido en cuenta, si lo sentimos así. Acabar en positivo y reforzar a la otra persona favorece que ésta se sienta también importante y considerada.
Un ejemplo de comunicación asertiva
Para finalizar, os mostramos un ejemplo, por si os es útil: “Cuando no respondes nada después de expresarte que me encuentro mal, yo me siento sola, no escuchada. Por eso, me gustaría que en otros momentos futuros en los que te digo que me encuentro mal, me contestes algo o me expliques por qué no me puedes contestar. Así, yo me quedo más tranquila y entiendo mejor tu posición, además de no sentirme sola o no escuchada en estas situaciones. Gracias por escucharme y tenerlo en cuenta.”
Con todo esto, es necesario saber que no aprenderemos de un día para otro a expresar asertivamente cómo nos sentimos cuando algo nos ha molestado. No obstante, si nos mostramos pacientes y comprensivos/as con nosotros/as mismos/as, y si practicamos, podremos llegar a manejar más sanamente los conflictos y encontrarnos mejor.
Si tienes dificultades para comunicarte asertivamente podemos ayudarte. En Okmental tu psicólogo online te enseñaremos las claves para que expreses tus sentimientos sin herir a los demás y sin perder tu identidad. Accede a nuestros psicólogos online.
Artículo redactado por la psicóloga general sanitaria Elena Díaz.