“Me duele la cabeza… ¿y si tengo un tumor?”, “Me molesta el brazo… ¿y si me va a dar un infarto?”, “Hoy estoy tosiendo más, ¿y si me he contagiado de covid-19?”… Quizás se nos haya pasado por la cabeza esto o algún otro pensamiento parecido en momentos de nuestra vida. Es natural y muy humano, ya que las fobias y miedos y la preocupación nos ayudan a proteger nuestra salud física, impulsándonos a atender y cuidar nuestro cuerpo. Otra cuestión es la hipocondría, sus síntomas y tratamiento.
Ahora bien, cuando estos pensamientos nos acompañan de una manera recurrente y nos generan una angustia intensa hasta el punto de interferir en nuestro día a día. Es probable que estemos hablando de la hipocondría. Ésta, actualmente conocida como “Trastorno de ansiedad por la enfermedad”. Ocurre cuando tenemos un miedo irracional o una preocupación excesiva a tener una enfermedad grave. A parte de este, para saber si tenemos hipocondría hay otros síntomas que nos pueden dar pistas, conocerlos nos ayudará a saber si tenemos que iniciar algún tratamiento:
- Analizamos y chequeamos frecuentemente nuestro cuerpo y nuestras sensaciones físicas para detectar posibles síntomas de alguna enfermedad. Por ejemplo, nos miramos la piel muchas veces al día por si nos sale alguna mancha rara que indique la posibilidad de estar desarrollando un cáncer.
- Buscamos mucha información sobre la enfermedad que creemos padecer (a través de internet, libros… o preguntando mucho a personas de confianza).
- Hacemos visitas constantes a los profesionales de la salud para hacernos revisiones y asegurarnos de que no tenemos la enfermedad. O, por el contrario, nos negamos y evitamos acudir a citas médicas.
- Evitamos también algunas situaciones que creemos que pueden contribuir a agravar la enfermedad que pensamos que tenemos. Por ejemplo, no hacemos ejercicio físico porque puede provocarnos un infarto.
¿Por qué no puedo evitar preocuparme por si tengo una enfermedad?
A pesar de haber ido muchísimas veces al médico. Y que las pruebas nos han confirmado que estamos sanos y sanas, seguimos preocupándonos y pensando que tenemos una enfermedad y que es probable que a los profesionales se les haya escapado algo que no han sabido ver. ¿Por qué ocurre esto? Porque, sin darnos cuenta, entramos en un círculo del que nos es difícil salir…
- La continua preocupación por tener una enfermedad grave nos lleva a centrar toda nuestra atención en signos. En sensaciones de nuestro cuerpo que nos puedan estar indicando que tenemos esa enfermedad. (“Me estoy mareando, además, me duele ligeramente el brazo… ¿y si me va a dar un infarto?”).
- Enfocarnos tanto en nuestro cuerpo hace que cada vez notemos más las sensaciones. E, incluso, nuestro cuerpo puede empezar a somatizar por el estrés y pueden aparecer nuevos síntomas. (“Uy, también se me han dormido un poco las manos, esto es señal de que me puede dar un infarto”).
- Ante los síntomas que experimentamos. (Que son reales), los interpretamos de manera catastrófica y no realista, convenciéndonos de que tenemos una enfermedad grave que tanto tememos. (En este caso, un infarto).
- Además, buscamos información. (Sobre todo, a través de internet, al que ahora es tan fácil de acceder) que nos confirme nuestras creencias. Y desestimamos cualquier dato que apoye otras alternativas que desconfirman lo que creemos.
- Esta manera de interpretar y la búsqueda incesante que hacemos refuerza de nuevo que nos fijemos en más síntomas. E, incluso, al crecer nuestra ansiedad, podemos confundir los síntomas corporales típicos de ésta con señales de la enfermedad que nos obsesiona. (“Ay, ahora me siento más mareada, se me duermen más las manos, y siento mucha opresión en el pecho. Tengo que hacer algo, me va a dar un infarto y me voy a morir”). Cuando lo que podemos estar viviendo es una crisis de ansiedad, en la que es habitual experimentar las sensaciones anteriores.
¿Cómo podemos salir de este círculo de preocupación?
Una terapia psicológica, adaptada a la realidad de cada persona, nos puede ayudar a romper este círculo. A manejar el miedo y vivir de una forma más plena. A lo largo del proceso terapéutico podemos ir aprendiendo a distanciarnos de los pensamientos y buscar otras alternativas más realistas. Interpretar lo que sucede en nuestro cuerpo, deshacernos de los comportamientos de comprobación, y a desarrollar otros comportamientos. Estos nos permitan sentir un control más sano sobre nuestro cuerpo y salud física.
¿Cómo profundizar en la hipocondría sus síntomas y tratamientos?
Si tras leer esta publicación consideras que quieres seguir interesándote por si estas afectado por esta patología en okmental tu psicólogo online podemos ayudarte. Accede a nuestros psicólogos online.
Artículo redactado por la psicóloga general sanitaria Elena Díaz.