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Perdonarse a uno mismo, nos libera

Aunque parezca más fácil, perdonarse a uno mismo puede resultar mucho más complejo que perdonar a otra persona, puesto que te encuentras solo ante muchas emociones.

¿Cómo perdonarse a uno mismo?

  1. Es importante entender que como seres humanos que somos, todos nos equivocamos y que, en ocasiones, es inevitable no hacerlo. También que, aun así, equivocarnos no nos hace ser peor que otra persona.
  2. Ver los errores como una forma de aprendizaje para mejorar como persona, tanto a nivel personal o profesional.
  3. Es imprescindible que primero, seamos conscientes de la parte de responsabilidad que nos toca por nuestros errores. Si no hacemos este trabajo, no podremos llegar a perdonarnos. 
  4. A continuación, debemos de reconocer los pensamientos, emociones y sentimientos que nos han hecho actuar de tal modo para comprender cual fue el origen que nos hizo equivocarnos y a su vez, entendernos a nosotros mismos.
  5. No ser duros con nosotros mismos. No te autocastigues, porque eso, solo hará que acabes bloqueándote y te impedirá avanzar. Cuando nos enfocamos en lo mal que hemos hecho algo, somos incapaces de ver más allá y de ser capaces de buscar una solución. Debemos enfocarlo desde otra perspectiva, desde la autocompasión, es decir, desde la capacidad de empatizar y comprender el sufrimiento propio.
  6. Por último, una vez comprendido el origen de nuestro error, los pensamientos, emociones y sentimientos que nos llevaron a actuar de esa manera, que hayamos aceptado que cometemos errores y nos hayamos responsabilizado de estos, debemos comprender que nuestros errores no nos definen, pero sí lo es el modo en qué nos enfrentamos a ellos.

¿Qué sucede si no podemos perdonarnos?

Las consecuencias de no saber perdonar hacen que, sigamos manteniendo el rencor y el resentimiento por lo ocurrido en el pasado y, por lo tanto, sigamos recordando los hechos como si en nuestro cerebro siguiera renovando todo el dolor sufrido.

Esto no solo nos afecta a nivel emocional, sino que, algunos de esos sentimientos pueden ser tan fuertes que nos afecten a nivel físico. Por ejemplo, la rabia, el rencor o el resentimiento son perjudiciales para nuestra salud según han demostrado diversas investigaciones.

Artículo redactado por Sarah Gómez. Si necesitas realizar terapia con un psicólogo online puede reservar aquí mismo

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